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ETS europeo y combustibles: cuánto subirá la cuenta logística

ETS europeo y combustibles: cuánto subirá la cuenta logística

Desde enero de 2024, el sistema europeo de comercio de emisiones (ETS, por sus siglas en inglés) comenzó a aplicarse al transporte marítimo. Esto implica un nuevo costo para las navieras que operan hacia o desde Europa, basado en sus emisiones de CO₂. El resultado inmediato: un aumento en las tarifas logísticas globales, cuyo impacto ya comienza a sentirse en Sudamérica.

¿Qué es el ETS europeo?

El European Trading System (ETS) es el mercado de emisiones de carbono de la Unión Europea, considerado el más grande y avanzado del mundo. Su objetivo es reducir gradualmente las emisiones contaminantes mediante un sistema de «pagar por contaminar».

Desde 2024, el ETS se extendió al sector marítimo, obligando a las navieras a comprar derechos de emisión por cada tonelada de CO₂ generada por sus buques que entren o salgan de puertos europeos.

Cómo afecta a los combustibles marítimos

La principal fuente de emisiones en el transporte marítimo son los combustibles fósiles: fuel oil pesado, diésel marino y gas natural licuado (GNL). Con la inclusión en el ETS, cada tonelada de CO₂ emitida por estos combustibles tiene un precio en el mercado europeo de carbono.

En 2024, ese precio promedio ronda los 90 euros por tonelada de CO₂. Esto significa que una travesía desde Sudamérica a Europa, que puede generar más de 10.000 toneladas de CO₂, tendrá un costo adicional cercano al millón de euros.

El impacto en las tarifas logísticas

Las navieras ya están trasladando estos costos a los clientes mediante recargos conocidos como ETS surcharges. Según estimaciones de la consultora Drewry, las tarifas de flete en la ruta Sudamérica–Europa podrían aumentar entre un 10% y un 15% en promedio durante 2024 y 2025.

Para exportadores de frutas, minerales y manufacturas en Chile, Perú y Brasil, esto implica un aumento directo en la “cuenta logística” que reduce márgenes y competitividad.

Reacciones en el sector

Mientras las autoridades europeas defienden la medida como parte de su compromiso climático, asociaciones de armadores y exportadores en Latinoamérica expresan preocupación. Argumentan que la medida se aplica de manera unilateral, sin considerar la realidad de países en desarrollo.

Además, señalan que el ETS podría generar una ventaja competitiva para rutas que evitan puertos europeos, desviando el comercio hacia hubs en África, Medio Oriente o incluso puertos asiáticos.

Opciones de adaptación

Las navieras y exportadores están explorando alternativas para mitigar el impacto:

  • Uso de combustibles alternativos: biocombustibles, metanol verde y amoníaco, aunque su adopción aún es incipiente.
  • Optimización de rutas: elegir trayectos más cortos o puertos de transbordo fuera de Europa.
  • Eficiencia energética: mejoras en el diseño de barcos, reducción de velocidad (slow steaming) y digitalización del tráfico.
  • Corredores verdes: acuerdos bilaterales para fomentar el uso de energías limpias en rutas específicas.

El caso sudamericano

Para Sudamérica, el ETS europeo representa un doble desafío: adaptarse a mayores costos de flete y acelerar la transición hacia cadenas logísticas más sostenibles.

Chile, por ejemplo, ya impulsa proyectos de hidrógeno verde que podrían, en el futuro, abastecer a barcos con combustibles bajos en carbono. Perú y Brasil también avanzan en iniciativas de biocombustibles, aunque a menor escala.

¿Cuánto subirá realmente la cuenta logística?

No hay una cifra única, ya que depende del tipo de carga, la ruta y la naviera. Sin embargo, expertos calculan que en 2025 el impacto promedio podría llegar a 200 a 400 dólares adicionales por contenedor en las rutas hacia Europa.

Para un exportador de frutas en Chile que envía 1.000 contenedores al año, esto significa entre 200.000 y 400.000 dólares extra en costos logísticos. Una cifra que puede ser determinante para su rentabilidad.

Perspectivas a futuro

El ETS europeo es solo el primer paso. La Organización Marítima Internacional (OMI) discute medidas similares a nivel global, lo que podría homogeneizar los costos pero también acelerar la transición energética en la industria naviera.

En este contexto, la competitividad de las exportaciones sudamericanas dependerá de qué tan rápido logren adaptarse a la nueva realidad del comercio marítimo descarbonizado.

En conclusión, el ETS europeo cambiará de forma estructural la logística marítima global. Para los exportadores sudamericanos, representa un incremento tangible en la “cuenta logística”, pero también una oportunidad para innovar y subirse a la ola de la sostenibilidad que marcará el comercio del siglo XXI.

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