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Carga aérea gana terreno

El transporte aéreo crece como alternativa ante la volatilidad marítima.

Carga aérea gana terreno (tendencia global) | Mundo Portuario

Carga aérea gana terreno

La carga aérea vuelve a ganar participación en la matriz logística global. Después del ajuste postpandemia, el repunte del e-commerce transfronterizo, las cadenas de suministro más cortas y la necesidad de inventarios “ligeros” reposicionaron al modo aéreo como palanca de continuidad operacional. El mercado muestra indicios consistentes: mayor utilización de bodegas en “wide-bodies”, nuevas conversiones de aviones de pasajeros a cargueros, redes exprés más densas, y un portafolio de productos especializados (farma, perecibles premium, repuestos críticos) que justifican tarifas superiores a cambio de velocidad y previsibilidad.

Qué está impulsando el regreso de la carga aérea

El primer motor es el e-commerce transfronterizo, empujado por marketplaces asiáticos y minoristas globales que prometen entregas en 5–8 días puerta a puerta. Esas promesas requieren transporte primario en avión, vuelos feeder bien sincronizados y “line-haul” con despachos aduaneros asistidos por datos anticipados. El segundo motor es la logística de valor: farma y dispositivos médicos con exigencias de control térmico y trazabilidad, además de repuestos de alto costo que evitan paradas de planta (aerospace, oil & gas, automotriz). Un tercer vector es la inestabilidad marítima en ciertas rutas que, aun cuando no desplaza estructuralmente a los contenedores, sí genera “picos de rescate” donde las empresas cambian semanas por días.

La oferta también cambió. La recuperación de asientos devolvió capacidad en bodegas de aviones de pasajeros (“belly”), bajando algo la presión sobre tarifas al mismo tiempo que los forwarders consolidan bloques en vuelos regulares. Paralelamente, se abrió un ciclo vigoroso de conversiones P2F (pasajero-a-carguero) en familias A321, B737-800 y B767-300, y proyectos de nueva generación (B777-8F, A350F) que apuntan a eficiencia de combustible y mayor alcance. Los integradores (DHL, FedEx, UPS) optimizaron redes y coexistieron con nuevos jugadores de comercio electrónico que fletan o arman flotas dedicadas.

Casos reales que explican la tendencia

En los últimos ciclos trimestrales, varios hechos mostraron tracción tangible:

  • Navieras aéreas y “e-commerce airlines”. Plataformas de comercio electrónico fortalecieron operaciones propias o dedicadas para ruta Asia–Américas/Europa, con aviones medianos (B767/A330) y de pasillo único convertidos (A321P2F/B737-800BCF). Esto permitió controlar inventarios de “long tail” y mejorar la promesa de entrega.
  • LATAM Cargo y corredores fríos. La flota de B767 convertidos siguió creciendo en la región, habilitando productos de flores, salmón y frutas con control térmico reforzado, además de acuerdos farmacéuticos con certificaciones CEIV. En Sudamérica, esa densidad de vuelos sostiene exportaciones perecibles y abastece gateways en Norteamérica y Europa.
  • Programas de nueva generación. Los desarrollos de cargueros de fuselaje ancho de última generación avanzaron con nuevas órdenes y especificaciones orientadas a eficiencia energética, ruido y alcance; una señal de confianza de largo plazo en el modo aéreo.
  • Reconfiguraciones de integradores. Empresas exprés reordenaron hubs y “sorts” nocturnos para absorber la estacionalidad del retail y el incremento de devoluciones, manteniendo SLA por encima de la media multimodal.

Estos movimientos, observados en informes de la industria y anuncios corporativos, convergen en el mismo punto: la demanda es menos volátil que en 2020–2021, pero más sofisticada; exige visibilidad, control térmico, trazabilidad y compromisos de entrega realistas.

Evidencia desde las rutas y verticales

Operación de carga aérea diurna con equipos en rampa y ULD siendo cargados

La recuperación se aprecia donde la urgencia manda. En e-commerce, la masa de pequeños paquetes con clasificación automatizada convirtió a varios aeropuertos secundarios en actores clave por sus horarios extendidos y menores costos de rampa. En farma y biológicos, las cadenas con certificación CEIV Pharma mantienen crecimientos de doble dígito; las farmacéuticas priorizan aerolíneas y handlers con salas frías redundantes y sensores IoT. En repuestos críticos (automotriz, minería, aviación), la confiabilidad gana a la tarifa: un avión que evita un día de línea parada paga su vuelo varias veces. Finalmente, en perecibles premium (fruta de contraestación, flores, mariscos), el diferencial de precio en destino sostiene el flete cuando la ventana comercial es estrecha.

Gráfico comparativo: verticales que más tiran de la demanda

Crecimiento relativo por vertical (índice YTD vs. base=100)
0 5 10 15 20 18% E-commerce 12% Farma 9% Perecibles 7% Repuestos
Datos ilustrativos para lectura comparativa. Las tasas efectivas varían por ruta, temporada y actor.

Cómo están cambiando las redes: hubs, aviones y ventanas

Los operadores combinan dos movimientos. Concentración de vuelos en hubs con alto rendimiento de clasificación y conexión terrestre rápida (aeropuertos con accesos a autopistas/ferrocarril), y capilaridad hacia aeropuertos secundarios donde los slots diurnos y nocturnos son más flexibles. En flota, las conversiones P2F de narrow body permiten más frecuencias entre hubs secundarios; en wide body, los B767 y A330 cargueros dominan tramos “midsize”, mientras que los B777F/8F y A350F ofrecen alcance intercontinental con menor consumo específico. Las ventanas se ajustan a la demanda B2C: salidas nocturnas, sort en madrugada y distribución matinal, todo con cut-offs cada vez más estrictos para mantener la promesa.

Tarifas, contratos y lo que piden los clientes

El precio se ha vuelto más inteligente. Los contratos combinan capacidad asegurada con cláusulas de rendimiento (SLA) y índices de ajuste vinculados al combustible, a disrupciones o a la estacionalidad. Los forwarders venden productos por niveles: desde “economy” con tolerancia de un día, hasta “priority” y “next-flight-out” para repuestos críticos. Los compradores —retail y farma— piden visibilidad de punta a punta y evidencia térmica en tiempo real, con APIs que alimenten sus propios ERPs y centros de control. Ya no basta con un PDF final del viaje: se exige tracking continuo y alertas accionables.

Operación en rampa y tecnología aplicada

El eslabón de rampa se volvió más técnico. Los ULD llevan sensores que reportan posición, golpes y temperatura; los handlers usan tableros que muestran cargas con riesgo de miss-connection y priorizan su traslado. Para frío, los almacenes incorporan salas de 2–8 °C y de 15–25 °C con redundancias eléctricas y protocolos de seguridad. En peligrosas, la digitalización de declaraciones reduce errores y acelera la segregación. Toda esta capa de datos se está conectando a torres de control colaborativas donde aerolínea, handler y forwarder comparten el mismo estado de vuelo, ULD y despacho.

Comparación con el modo marítimo: sustitución y complementariedad

La carga aérea no reemplaza al contenedor; lo complementa. La decisión gira sobre tres ejes: valor por kilo, urgencia y variabilidad. Cuando el valor por kilo es alto y el costo de quiebre de stock excede el diferencial de flete, el avión gana. En lanzamientos de producto, promociones y reposiciones de fin de temporada, la carga aérea evita pérdidas comerciales que un arribo tardío por mar no podría recuperar. En economía real, muchas cadenas hacen split: el núcleo viaja por mar a tarifa competitiva y una fracción estratégica va por aire para cubrir incertidumbre de ventas y reposición.

Claves para exportadores y forwarders que quieren subirse al ciclo

  • Pronóstico y “slotting”. Compartir pronósticos de venta y ventanas de recolección para asegurar bloqueos de capacidad. Cambiar de compras por vuelo a compras por programa reduce sorpresas.
  • Producto correcto. Definir estándares de embalaje y etiquetado para evitar rechazos en rampa (p. ej., baterías, geles refrigerantes). En farma, alinear con CEIV Pharma y auditar salas frías del handler.
  • Visibilidad útil. Integrar milestones en APIs y activar alertas que alguien esté empoderado para atender. La tecnología sin respuesta es decoración.
  • Plan B. Diseñar rutas alternativas y convenios con más de una aerolínea en picos estacionales; reservar vuelos matinales como respaldo del nocturno.
  • Unidad de negocio. Medir costo de ruptura de stock y valor de ciclo de vida del cliente para justificar flete aéreo sin fricciones internas.

Riesgos y cómo mitigarlos

Congestión aeroportuaria. Elegir gateways con capacidad de rampa y almacenaje adecuada; escalar a aeropuertos secundarios cuando el SLA lo permita. Capacidad volátil. Blindar picos con contratos de programa y alertas de overbooking. Regulación y seguridad. Cumplir ADR/IATA y mantener bases de datos de materiales peligrosos siempre actualizadas. Huella ambiental. Priorizar operadores con flotas eficientes, mezclas de SAF cuando existan y compensación de emisiones con metodologías auditables; el cliente final ya lo pregunta en licitaciones.

En definitiva, la carga aérea consolidó un nuevo equilibrio: dejó de ser “solo emergencia” para transformarse en un componente estratégico de cadenas que buscan menos inventario, más velocidad y mejor servicio. El empuje del e-commerce, la farma y los repuestos críticos, junto con flotas más eficientes y redes optimizadas, sugiere que el modo seguirá ganando terreno en los segmentos donde el tiempo sí es dinero. Para exportadores y operadores logísticos, la tarea es capturar esta ola con contratos inteligentes, visibilidad real y una propuesta de valor que explique —en números— por qué volar conviene.

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