Por redacción Mundo Portuario
Obsolescencia tecnológica en Aduanas: sistemas informáticos que han paralizado el comercio exterior
En distintos países de América Latina y el mundo, la obsolescencia tecnológica de los sistemas informáticos utilizados en las aduanas ha pasado de ser una preocupación técnica a convertirse en un factor crítico que pone en riesgo el funcionamiento del comercio exterior.
En Chile, una reciente falla en los sistemas centrales de Aduanas evidenció las debilidades estructurales de una infraestructura que no ha sido actualizada a la velocidad que exige el comercio internacional moderno. El colapso parcial del sistema informático, provocado por la caída de uno de sus servidores principales, generó intermitencias en la tramitación de importaciones y exportaciones. La ausencia de un sistema alternativo de respaldo obligó a funcionarios y agentes aduaneros a operar con herramientas obsoletas, provocando retrasos y afectando la salida de cargas prioritarias como insumos médicos, alimentos perecibles y componentes industriales.
En México, una situación similar se vivió en varias aduanas de la frontera norte, donde fallas en la plataforma electrónica encargada de procesar los pedimentos aduaneros provocaron la paralización casi total del tráfico terrestre de mercancías. Miles de camiones quedaron varados durante horas, generando pérdidas millonarias y afectando seriamente la cadena logística entre ese país y Estados Unidos. Las autoridades aduaneras reconocieron la antigüedad de sus sistemas y la falta de mantenimiento e inversión como factores clave en la interrupción.
Estas situaciones no son aisladas. Diversos informes internacionales han advertido que muchas administraciones aduaneras aún dependen de sistemas informáticos heredados, sin soporte actualizado, que no permiten la integración con tecnologías emergentes ni con plataformas logísticas modernas. Esto se traduce en procesos lentos, altos márgenes de error, dificultades para fiscalizar y escasa capacidad de respuesta ante contingencias.
En algunos países, iniciativas de digitalización han buscado modernizar la operación aduanera, pero los avances han sido desiguales. En varios casos, los sistemas informáticos implementados hace más de una década hoy funcionan con capacidad limitada, sin actualizaciones importantes y con poco margen para soportar el crecimiento exponencial del comercio exterior. Esta brecha tecnológica afecta tanto a grandes exportadores como a pequeñas y medianas empresas que dependen de procesos eficientes para colocar sus productos en mercados internacionales.
La obsolescencia tecnológica no solo representa una amenaza operativa. También expone a las aduanas a mayores riesgos de ciberseguridad, retrasa el cumplimiento normativo y aumenta la posibilidad de errores humanos, al requerir la intervención manual en trámites que deberían estar automatizados. Además, limita la capacidad de los Estados para fiscalizar correctamente el ingreso y salida de mercancías, así como para implementar medidas de facilitación comercial recomendadas por organismos multilaterales.
A nivel global, la transformación digital de las aduanas se ha convertido en un objetivo estratégico. Sin embargo, mientras no se modernicen las plataformas informáticas en países donde estas se encuentran rezagadas, continuarán produciéndose situaciones de colapso que paralizan la actividad comercial y afectan directamente a las economías nacionales. La tecnología no puede seguir siendo el eslabón más débil de la cadena logística en tiempos en que la conectividad, la trazabilidad y la eficiencia son exigencias básicas del comercio internacional.
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