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Intermodalidad eficiente: claves para integrar el transporte terrestre y marítimo en las cadenas de suministro modernas

Por redacción Mundo Portuario

La intermodalidad se ha convertido en un pilar esencial para la logística global. En un mundo donde las cadenas de suministro enfrentan una presión creciente por ser más ágiles, resilientes y sostenibles, integrar eficientemente el transporte terrestre y marítimo es clave para garantizar el flujo ininterrumpido de mercancías. Sin embargo, lograr una intermodalidad eficaz no es simplemente una cuestión de combinar modos de transporte, sino de coordinar sistemas, actores y tecnologías para que operen como un todo coherente.

Qué es la intermodalidad y por qué importa

La intermodalidad se define como el uso coordinado de al menos dos modos de transporte diferentes (por ejemplo, marítimo y terrestre) para mover mercancías desde su origen hasta su destino, utilizando una única unidad de carga, como el contenedor. Este enfoque permite reducir costos, optimizar tiempos de tránsito y disminuir la huella de carbono, aprovechando las ventajas comparativas de cada modo de transporte.

En el contexto actual, marcado por la globalización del comercio y la alta competitividad entre cadenas logísticas, la intermodalidad no solo es deseable, sino necesaria. Países exportadores como Chile, que dependen en gran medida del transporte marítimo para conectar con mercados internacionales, requieren una conexión fluida entre los puertos y los centros productivos o de consumo ubicados en el interior del territorio.

Claves para una integración intermodal eficiente

Para que la intermodalidad funcione de forma óptima, es imprescindible tener en cuenta diversos factores estructurales, tecnológicos y operativos:

1. Infraestructura física integrada

Una infraestructura portuaria eficiente debe estar conectada con corredores logísticos terrestres de alto estándar. Esto implica:

  • Vías de acceso terrestre adecuadas (autopistas, carreteras secundarias y ferrocarril donde exista).
  • Zonas logísticas bien localizadas y dotadas de servicios aduaneros, almacenaje y servicios intermodales.
  • Puertos con capacidad suficiente para absorber la demanda y conectividad terrestre fluida para evitar cuellos de botella.

En muchos países de América Latina, incluyendo Chile, persisten brechas importantes en este aspecto, lo que repercute en los costos logísticos y la competitividad exportadora.

2. Coordinación entre actores públicos y privados

El transporte intermodal implica la participación de múltiples actores: navieras, operadores terrestres, agencias de aduanas, terminales portuarios, autoridades gubernamentales y clientes finales. La eficiencia del sistema depende de su capacidad para actuar coordinadamente. La existencia de plataformas de diálogo logístico público-privadas, acuerdos de colaboración, y marcos normativos actualizados son factores determinantes para facilitar esta integración.

3. Digitalización y trazabilidad en tiempo real

La tecnología es un componente estratégico para una logística intermodal moderna. El uso de sistemas de gestión integrados (TMS, WMS), plataformas de trazabilidad y soluciones IoT permite sincronizar operaciones entre distintos modos de transporte y detectar desvíos, demoras o incidencias en tiempo real. La información compartida y confiable agiliza los tiempos de respuesta y mejora la toma de decisiones operativas.

Por ejemplo, el uso de contenedores inteligentes, tal como se está adoptando en algunos corredores sudamericanos, permite mantener la continuidad informativa del traslado, incluso al cambiar de un camión a una nave o viceversa.

4. Simplificación aduanera y regulatoria

Uno de los cuellos de botella más relevantes en la logística intermodal son los trámites aduaneros fragmentados o redundantes. La implementación de ventanillas únicas de comercio exterior (VUCE), la facilitación del despacho anticipado y la digitalización de documentos (como el e-BL) son esenciales para agilizar los tránsitos entre medios de transporte.

Además, los acuerdos de facilitación del comercio impulsados por organismos internacionales pueden aportar marcos comunes para los procesos intermodales transfronterizos.

5. Sostenibilidad como eje estratégico

La integración entre transporte terrestre y marítimo también debe considerar criterios medioambientales. El uso eficiente del transporte ferroviario, la modernización de flotas de camiones con bajas emisiones y la optimización de rutas son componentes esenciales para reducir el impacto ambiental de las cadenas logísticas. La intermodalidad, bien planificada, puede contribuir a cumplir con los compromisos climáticos de los países y mejorar la reputación corporativa de los exportadores.

Desafíos actuales y oportunidades en América Latina

La región latinoamericana presenta desafíos estructurales en términos de integración modal, aunque también oportunidades de mejora importantes. Países como Chile, con una larga franja costera y una fuerte vocación exportadora, enfrentan el reto de reducir la congestión en accesos portuarios, digitalizar procesos y mejorar la infraestructura interior para conectar puertos con zonas productivas.

La inversión en infraestructura ferroviaria, el desarrollo de zonas logísticas intermodales y la promoción de consorcios logísticos regionales pueden ser palancas clave para elevar el nivel de eficiencia en las cadenas de suministro.

Por otro lado, las zonas francas, los corredores bioceánicos y las alianzas regionales (como la Alianza del Pacífico) ofrecen un contexto favorable para avanzar hacia una mayor coordinación intermodal a nivel regional.

Hacia una logística verdaderamente integrada

La intermodalidad eficiente no es un concepto teórico ni una meta lejana: es una necesidad operativa urgente en el comercio exterior moderno. La integración inteligente entre el transporte terrestre y marítimo permite reducir tiempos, bajar costos, aumentar la seguridad logística y responder con mayor agilidad a los desafíos del comercio internacional.

Para lograrlo, se requiere visión estratégica, colaboración entre actores, inversión en infraestructura y una apuesta decidida por la digitalización. Las cadenas de suministro que logren consolidar una intermodalidad robusta estarán mejor preparadas para competir en mercados globales exigentes, con mayor resiliencia y sostenibilidad.

En definitiva, la intermodalidad eficiente no solo conecta modos de transporte, sino que conecta oportunidades a lo largo de toda la cadena logística.

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