El Ministerio de Finanzas advierte a la Dirección General de Aduanas que los cambios para reducir corrupción y tiempos de despacho son innegociables tras nuevas denuncias del sector privado.
Indonesia acelera una profunda reforma aduanera en sus principales puertos y aeropuertos, en un contexto de presión política para elevar la recaudación fiscal, combatir el contrabando y limpiar la imagen de la Dirección General de Aduanas e Impuestos Especiales. En ese marco, la ministra de Finanzas ha lanzado una advertencia directa: cualquier funcionario que obstaculice los cambios estructurales será removido de su cargo, enviando una señal de tolerancia cero frente a prácticas corruptas o ineficientes en la frontera.
Reforma aduanera con ultimátum político
El Gobierno de Indonesia situó a la política aduanera en el centro de su programa económico al encargar al Ministerio de Finanzas un rediseño de la Dirección General de Aduanas e Impuestos Especiales (DGCE). La prioridad oficial es doble: cerrar brechas de evasión fiscal en sectores sensibles como el textil, el aceite de palma y los productos manufacturados, y reducir la percepción de corrupción y discrecionalidad en los puntos de control fronterizo. La nueva jefatura económica ha vinculado directamente el éxito de esta reforma con la estabilidad de los equipos directivos, advirtiendo que no se tolerarán trabas internas ni resistencia pasiva a la modernización del servicio.
En sus últimas intervenciones públicas, la titular de Finanzas ha subrayado que el mandato presidencial es “limpiar la casa” en un horizonte de tiempo acotado. Si la DGCE no mejora su desempeño y su reputación, el Gobierno está dispuesto a adoptar decisiones drásticas, entre ellas la reorganización profunda de la institución y la remoción de funcionarios que, por acción u omisión, impidan la aplicación de los nuevos estándares. El mensaje se dirige tanto a los niveles de mando como a los equipos operativos desplegados en los grandes puertos y aeropuertos logísticos del archipiélago.
Un historial de cuestionamientos a Aduanas e Impuestos Especiales
La presión política sobre la DGCE se apoya en un historial reciente de casos que han expuesto debilidades estructurales en el control aduanero. Investigaciones de la fiscalía y de la agencia anticorrupción han alcanzado a auditores y funcionarios vinculados al uso indebido de regímenes especiales como las zonas francas y las facilidades para fomento a las exportaciones, con episodios registrados en puertos clave como Tanjung Priok, en Yakarta, y Tanjung Emas, en Semarang. Estos procesos penales han reforzado la percepción de que el sistema aduanero presenta espacios de captura y discrecionalidad que afectan la confianza de los operadores de comercio exterior.
En paralelo, organizaciones empresariales han denunciado durante años prácticas irregulares como cobros informales, demoras injustificadas en la liberación de contenedores y diferencias entre los datos oficiales y los valores de mercado de determinadas partidas arancelarias. El propio Gobierno reconoce que la imagen de Aduanas se ha deteriorado frente a importadores y exportadores, pese a los avances logrados con la digitalización de declaraciones y la implementación de sistemas de gestión de riesgo. Esta combinación de presión social, cuestionamientos judiciales y exigencias fiscales explica el tono más duro de la actual reforma.
Paquete de medidas: digitalización, control de riesgo y sanciones internas
La hoja de ruta presentada por el Ministerio de Finanzas contempla una combinación de medidas tecnológicas, normativas y de integridad. En el frente tecnológico, se proyecta ampliar el uso de análisis de datos y inteligencia artificial para seleccionar cargas de alto riesgo, cruzando información de manifiestos, historial de empresas y patrones de comercio. La meta es reducir la intervención física en mercancías de bajo riesgo y concentrar los recursos en operaciones donde existan indicios de subvaloración, contrabando o violación de restricciones a la importación.
Desde el punto de vista regulatorio, la cartera trabaja en ajustes a la normativa secundaria para endurecer las sanciones frente a infracciones graves, incorporar esquemas de multas administrativas más significativas y mejorar los procedimientos de auditoría post-desaduanamiento. Este paquete se complementa con directrices internas que facultan a la alta dirección a rotar o separar del cargo a jefaturas que no cumplan los objetivos de desempeño, especialmente en áreas sensibles como control de contenedores, valoración en aduana y supervisión de regímenes suspensivos. El mensaje oficial es que la resistencia a la reforma será leída como una señal de alineamiento con prácticas ilegales o de captura regulatoria.
Golpe a las importaciones ilegales y casos emblemáticos recientes
El endurecimiento de la reforma se refleja en operativos concretos contra flujos ilícitos relevantes para la economía indonesia. Uno de los frentes más visibles es el de la ropa usada importada de manera ilegal, conocida localmente como balpres. A pesar de que la legislación prohíbe desde hace años la importación de prendas de segunda mano, informes de la industria textil estiman que el ingreso de estos productos alcanzó cientos de miles de toneladas en 2022, con un impacto financiero potencial que se calcula en decenas de billones de rupias en ingresos fiscales perdidos por concepto de aranceles e impuestos no recaudados.
En 2025, el Gobierno reforzó la aplicación de la prohibición apoyándose en operativos conjuntos entre Aduanas, la Policía Nacional y autoridades locales, especialmente en puertos de la isla de Java y áreas logísticas cercanas a Yakarta. La ministra de Finanzas ha anunciado que, además de destruir la mercancía, se introducirán multas cuantiosas y listas negras para importadores reincidentes, mecanismos que buscan desalentar la repetición de estas prácticas. De forma paralela, en el segmento de exportaciones, un grupo de trabajo interinstitucional ha bloqueado recientemente decenas de contenedores con derivados de aceite de palma cuya documentación intentaba eludir tributos y restricciones, en casos que se investigan como evasión de derechos de exportación.
Advertencias a funcionarios y alineamiento con fuerzas de seguridad
La dimensión más sensible de la reforma es el mensaje dirigido a los propios funcionarios aduaneros. En declaraciones recientes, la ministra ha señalado que no habrá “zonas de inmunidad” para quienes se beneficien del contrabando o desaceleren deliberadamente la implementación de nuevas herramientas de control. Asimismo, ha enfatizado que cualquier funcionario que interfiera con los operativos contra importaciones ilegales de ropa usada, cigarrillos o productos manufacturados podrá enfrentar procesos disciplinarios severos e incluso la separación definitiva de la institución.
Para respaldar este giro, el Ministerio de Finanzas trabaja de forma coordinada con la Policía Nacional y la fiscalía. Los operativos conjuntos en puertos como Tanjung Priok y en terminales terrestres han permitido vincular investigaciones penales con información fiscal y aduanera, lo que refuerza la trazabilidad de los casos. Al mismo tiempo, el Gobierno ha reiterado que el objetivo no es paralizar el comercio legítimo, sino crear un entorno en el que el cumplimiento normativo sea la norma y no la excepción. La advertencia explícita a funcionarios que bloqueen la reforma busca, según la autoridad, romper cualquier círculo de protección interna frente a la nueva política de controles.
Impacto en puertos clave y en la competitividad del comercio exterior
El foco de la reforma en los grandes nodos logísticos responde al peso que tienen puertos como Tanjung Priok, Yakarta, o Tanjung Perak, en Surabaya, para el comercio exterior del país. Solo Tanjung Priok concentra una parte significativa del tráfico de contenedores de Indonesia, con un throughput anual que supera los siete millones de TEU y una creciente integración con cadenas de suministro regionales. Cualquier ajuste en los procedimientos de control aduanero en estos terminales tiene efectos inmediatos en la competitividad de exportadores e importadores, tanto por tiempos de despacho como por costos asociados a almacenaje y servicios portuarios.
La administración portuaria y las empresas operadoras han recibido con cautela el anuncio de medidas más estrictas. Por un lado, valoran la intención de reducir el contrabando y homogeneizar criterios de fiscalización, lo que podría traducirse en un terreno de juego más equilibrado para quienes cumplen la normativa. Por otro, advierten que la ejecución de la reforma deberá cuidar la interoperabilidad de sistemas, la capacitación de funcionarios y la coordinación entre Aduanas, autoridades portuarias y terminales privados, para evitar cuellos de botella que deriven en mayores tiempos de estadía de los buques y congestión en patios de contenedores.
Reacciones del sector privado e implicancias regionales
Asociaciones de importadores, cámaras logísticas y gremios del comercio electrónico han reaccionado con una mezcla de respaldo y preocupación frente al endurecimiento de la reforma. Gremios del sector textil y manufacturero apoyan una fiscalización más estricta sobre la ropa usada importada y otros productos que hoy compiten deslealmente con la producción local, al entrar al país sin pagar aranceles ni impuestos indirectos. En cambio, algunas organizaciones empresariales han solicitado que las medidas contra la evasión no se traduzcan en cambios bruscos de criterio o en mayores costos administrativos para operaciones que ya están regularizadas.
A nivel regional, la reforma aduanera indonesa es observada de cerca por socios comerciales del Sudeste Asiático y por grandes navieras que operan redes de servicios en el archipiélago. Un sistema aduanero más predecible y basado en análisis de riesgo podría reforzar el rol de Indonesia como hub logístico entre Asia y Oceanía, especialmente si se coordinan las mejoras con inversiones en infraestructura portuaria y corredores terrestres. Por el contrario, un escenario de incertidumbre regulatoria o de conflictos prolongados entre el Ministerio de Finanzas y el cuerpo de funcionarios podría restar competitividad al país frente a otros hubs regionales en Singapur, Malasia o Vietnam.
La forma en que el Gobierno gestione esta combinación de presión interna, exigencias de integridad y demanda de fluidez por parte del sector privado será determinante para el futuro de la DGCE. En el corto plazo, la señal política es clara: la reforma aduanera no es negociable y los funcionarios que intenten bloquearla se exponen a perder sus cargos, en un intento por alinear los intereses de la burocracia con un comercio exterior más transparente y trazable.
- Ministerio de Finanzas de Indonesia y comunicados sobre reformas en la Dirección General de Aduanas e Impuestos Especiales.
- Medios económicos y logísticos indonesios sobre operativos contra exportaciones ilícitas de derivados de aceite de palma y contrabando textil.
- Informes de asociaciones industriales y del sector textil sobre impacto de las importaciones ilegales de ropa usada en la recaudación fiscal.
- Estadísticas recientes de movimiento de contenedores y desempeño del puerto de Tanjung Priok, Yakarta.
- Declaraciones oficiales de la Policía Nacional de Indonesia y de autoridades regionales sobre operativos conjuntos en puertos y centros logísticos.






















Deja una respuesta