Por redacción Mundo Portuario
En un contexto global cada vez más dinámico y exigente, la eficiencia en los procesos de comercio exterior se ha convertido en una prioridad estratégica para las economías exportadoras. En el caso de Chile, país abierto al mundo y altamente dependiente de sus exportaciones, la digitalización aduanera y la modernización de la logística son hoy dos pilares fundamentales para garantizar competitividad, trazabilidad, seguridad y sostenibilidad en sus operaciones de comercio internacional.
Aduanas 4.0: hacia procesos más ágiles y transparentes
La digitalización aduanera implica la integración de tecnologías como inteligencia artificial, blockchain, sistemas automatizados de análisis de riesgo y plataformas interoperables entre organismos públicos y privados. Esta transformación busca reducir los tiempos de despacho, minimizar los errores humanos y mejorar la detección de ilícitos como contrabando, evasión tributaria o tráfico de mercancías prohibidas.
En Chile, el Servicio Nacional de Aduanas ha venido implementando diversas iniciativas como el Sistema Integrado de Comercio Exterior (SICEX), la plataforma de pagos electrónicos, la validación documental digital y la interoperabilidad con otros organismos como SAG, SERNAPESCA y el Servicio de Impuestos Internos. Sin embargo, aún persisten desafíos en conectividad, capacitación de personal, seguridad de datos y adecuación normativa.
Según expertos del sector, uno de los puntos críticos sigue siendo la asimetría tecnológica entre operadores logísticos y agencias de aduanas, especialmente en regiones donde la infraestructura digital es limitada. También se plantea la necesidad de una mayor coordinación con países vecinos para facilitar el tránsito fronterizo terrestre mediante sistemas compatibles.
Logística moderna: más que mover carga, gestionar información
Por otro lado, la modernización logística no solo se relaciona con mejoras en infraestructura física, sino también con la implementación de sistemas inteligentes de transporte (ITS), plataformas de trazabilidad, centros de distribución automatizados y vehículos conectados. Todo esto permite una gestión de carga predictiva, una optimización de rutas y una reducción de costos operacionales y medioambientales.
Chile ha avanzado en zonas portuarias estratégicas como San Antonio, Valparaíso y Coronel, donde se han integrado soluciones como control de acceso digital, agendamiento electrónico de camiones y sincronización entre terminales y transportistas, aunque no exento de resistencias operativas y brechas de inversión.
Asimismo, la interoperabilidad entre sistemas portuarios, ferroviarios y de transporte terrestre es clave para alcanzar una verdadera logística intermodal eficiente, algo que todavía se encuentra en fase incipiente. La coordinación entre los sectores público y privado es esencial para superar los cuellos de botella actuales, muchos de los cuales son más de gobernanza y regulación que tecnológicos.
Facilitación del comercio: beneficios para todos
La sinergia entre una aduana digitalizada y una logística moderna permite facilitar el comercio, entendido como el conjunto de medidas que reducen los costos, tiempos y barreras no arancelarias en las operaciones internacionales. Entre los beneficios directos se encuentran:
- Mayor competitividad para exportadores e importadores.
- Reducción de tiempos de despacho y liberación de mercancías.
- Mejor control fiscal y aduanero.
- Disminución de riesgos y errores operacionales.
- Transparencia para organismos fiscalizadores y mayor trazabilidad para consumidores.
Además, la adopción de estándares internacionales en tecnología aduanera y logística permite alinear al país con las buenas prácticas de la Organización Mundial de Aduanas (OMA), la Organización Mundial del Comercio (OMC) y tratados como el Acuerdo de Facilitación del Comercio.
Mirando al futuro: una tarea conjunta
Para consolidar esta transición hacia una aduana moderna y una logística del siglo XXI, se requiere una visión de largo plazo con inversión sostenida en infraestructura, ciberseguridad, formación técnica y normativas adaptativas. Además, es imprescindible generar una cultura colaborativa entre actores logísticos, agencias públicas y privados, donde la tecnología sea vista como una aliada y no una amenaza.
Chile tiene una posición privilegiada para liderar estos procesos en América Latina, pero para lograrlo debe avanzar decididamente en políticas públicas coherentes, incentivos tecnológicos y gobernanza multisectorial. En ese camino, la digitalización aduanera y la modernización logística no son solo una tendencia, sino condiciones indispensables para una inserción internacional sostenible y eficiente.
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