El cambio climático amenaza infraestructura crítica en la costa chilena.
El cambio climático está golpeando las costas y la logística marítima. Los puertos, como nodos críticos del comercio internacional, enfrentan riesgos crecientes derivados de tormentas, marejadas, alzas de temperatura y fenómenos extremos. Este análisis examina los impactos ya visibles, las cifras de pérdidas económicas y los desafíos de adaptación para los próximos años.
1) El clima como nuevo factor de riesgo portuario
Los puertos han sido históricamente diseñados para resistir las fuerzas de la naturaleza, pero en las últimas dos décadas los patrones climáticos han cambiado de manera significativa. Fenómenos como El Niño y La Niña, antes vistos como excepcionales, ahora se repiten con mayor frecuencia e intensidad.
En Chile, las marejadas han obligado a cerrar puertos en múltiples ocasiones, interrumpiendo operaciones clave para la exportación de cobre, frutas y salmones. A nivel global, huracanes en Estados Unidos y tifones en Asia han causado paralizaciones multimillonarias en la cadena de suministro.
2) Eventos climáticos y su impacto económico
El costo económico de los cierres portuarios por razones climáticas es cada vez más alto. Un estudio de la UNCTAD (2024) estima que las interrupciones logísticas relacionadas con fenómenos meteorológicos extremos generan pérdidas de entre 10.000 y 15.000 millones de dólares anuales a nivel mundial.
Fenómeno climático | Impacto en puertos | Pérdidas estimadas (USD) |
---|---|---|
Marejadas en Chile | Cierres de puertos en la V Región | ≈ 120 millones anuales |
Huracanes en EE.UU. | Daños en infraestructura portuaria y atrasos | ≈ 2.500 millones |
Tifones en Asia | Congestión en terminales y desvío de buques | ≈ 3.200 millones |
3) Vulnerabilidad de la infraestructura portuaria
Gran parte de la infraestructura portuaria global fue construida hace décadas, sin considerar la intensidad de fenómenos que hoy se registran. Las plataformas, rompeolas y muelles no siempre cuentan con estándares modernos de resiliencia.
Además, el aumento del nivel del mar proyectado por el IPCC plantea un riesgo directo: se estima que hacia 2050, más de un 70% de los puertos del mundo deberán realizar inversiones de adaptación para evitar inundaciones permanentes o erosión costera.
4) Marejadas y puertos en riesgo

Esta situación no es exclusiva de Chile: en Europa, puertos como Hamburgo y Róterdam también han debido reforzar diques y sistemas de protección costera para hacer frente a tormentas más violentas y crecientes niveles de agua.
5) Adaptación y estrategias de mitigación
Frente a este escenario, los puertos avanzan en tres líneas de acción principales:
- Infraestructura resiliente: ampliación de rompeolas, muelles elevados y reforzamiento de pilotes.
- Digitalización y monitoreo: uso de gemelos digitales y sistemas de alerta temprana para anticipar cierres.
- Planificación logística: diversificación de rutas y coordinación con terminales alternativos.
6) Comparación entre puertos con y sin planes de adaptación
Según la consultora Lloyd’s, la diferencia entre puertos que han invertido en planes de resiliencia y los que no lo han hecho es clara:
Tipo de puerto | Nivel de interrupción anual | Costo operativo adicional |
---|---|---|
Con planes de adaptación | Menos de 5 días al año | +3% sobre costos normales |
Sin planes de adaptación | Más de 15 días al año | +12% sobre costos normales |
7) Riesgos específicos para Chile
Chile, con más de 4.000 km de costa y una economía altamente dependiente de sus exportaciones marítimas, es especialmente vulnerable. Los puertos de San Antonio, Valparaíso y Talcahuano han registrado cierres por marejadas que afectan no solo a exportadores, sino a toda la cadena logística nacional.
En este contexto, la adaptación no es una opción, sino una necesidad urgente para garantizar la continuidad del comercio exterior.
8) Para finalizar
Para finalizar, los riesgos climáticos que enfrentan los puertos son crecientes y requieren respuestas rápidas. La combinación de infraestructura resiliente, innovación tecnológica y planificación logística será clave para garantizar que el comercio marítimo siga fluyendo en un escenario climático cada vez más desafiante.

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