Las últimas cifras de aduanas chinas muestran un salto de las exportaciones manufactureras, alimentando debates sobre reconfiguración de mercados para cobre, alimentos y bienes industriales.
El último dato de comercio exterior confirma que China alcanzó un superávit comercial récord de más de un billón de dólares en los primeros once meses de 2025. Este resultado refleja el fuerte crecimiento de las exportaciones chinas hacia Europa, Asia y América Latina, mientras la demanda interna sigue débil. Para los exportadores latinoamericanos, este escenario implica mayor competencia en sus propios mercados y en terceros destinos clave.
Superávit comercial de China supera el billón de dólares
De acuerdo con los últimos datos de comercio exterior, el superávit comercial de China superó por primera vez los US$ 1,0 billón en los primeros once meses de 2025. En noviembre, las exportaciones crecieron cerca de un 6% interanual, mientras que las importaciones avanzaron poco menos de un 2%. La brecha entre ambos flujos explica un saldo mensual superior a los US$ 110.000 millones, uno de los niveles más altos registrados para un solo mes.
Este superávit comercial récord se apoya en el dinamismo de sectores como maquinaria eléctrica, equipos electrónicos, bienes de consumo y vehículos, incluidos los automóviles eléctricos. Muchos de estos productos se dirigen ahora a mercados distintos de Estados Unidos, debido al efecto de las altas tarifas aplicadas a una amplia canasta de importaciones chinas. El resultado es un redireccionamiento del comercio hacia Europa, Asia y diversas economías emergentes, entre ellas varios países latinoamericanos.
Mientras las exportaciones ganan fuerza, el crecimiento de las importaciones de China se mantiene moderado por la debilidad del consumo interno y por el ajuste del sector inmobiliario. La combinación de ventas externas sólidas y demanda interna contenida profundiza el saldo positivo de la balanza comercial y refuerza la capacidad de China para seguir acumulando divisas, pero también intensifica la competencia en los mercados donde coloca sus productos.
Desvío de exportaciones hacia mercados no estadounidenses
El salto del superávit comercial chino está estrechamente vinculado al aumento de las ventas hacia mercados no estadounidenses. Las estadísticas recientes muestran crecimientos de dos dígitos en las exportaciones dirigidas a la Unión Europea, Australia y el sudeste asiático, mientras los envíos a Estados Unidos caen de forma importante. Esta estrategia busca compensar el efecto de los aranceles elevados y preservar la cuota de mercado global de las empresas chinas.
El redireccionamiento del comercio exterior de China no solo responde a factores coyunturales. También se relaciona con una política industrial que apunta a consolidar a China como proveedor dominante en sectores de alto contenido tecnológico, como semiconductores, baterías, vehículos eléctricos y equipamiento de telecomunicaciones. A medida que estas cadenas productivas se expanden, las compañías chinas buscan nuevos destinos para su capacidad excedente, y América Latina aparece como una de las regiones donde esa expansión es más visible.
América Latina frente al avance exportador de China
La relación comercial entre China y América Latina sigue creciendo en volumen y complejidad. En 2023, las exportaciones latinoamericanas hacia China se aproximaron a los US$ 208.000 millones, con una canasta dominada por minerales, petróleo y productos agroalimentarios. En sentido inverso, las exportaciones chinas hacia la región superaron los US$ 240.000 millones, concentradas en bienes manufacturados de mediana y alta tecnología.
Para 2024, el comercio total de bienes entre China y América Latina se acercó a los US$ 520.000 millones, con un incremento cercano al 6% respecto del año anterior. En ese período, las exportaciones chinas a la región crecieron alrededor de un 13%, impulsadas por ventas de vehículos, maquinaria industrial, equipos de telecomunicaciones y bienes de consumo durables. Esta expansión mantiene a la región como un mercado clave para los fabricantes chinos y consolida un patrón donde China vende principalmente bienes industriales y compra materias primas.
Aun cuando algunos países latinoamericanos han logrado reducir ligeramente su déficit comercial con China gracias a mejores precios de commodities, la brecha estructural se mantiene. El nuevo superávit chino refuerza esa asimetría: una potencia que exporta cada vez más productos con valor agregado frente a una región que continúa dependiendo de exportaciones de cobre, litio, soja, petróleo y carne, con menor diversificación industrial.
Comparativo de comercio China – América Latina (cifras aproximadas)
| Indicador | Último dato disponible |
|---|---|
| Superávit comercial de China (enero–noviembre 2025) | Más de US$ 1,0 billón |
| Exportaciones de China a América Latina (2023) | ≈ US$ 242.000 millones |
| Exportaciones de América Latina a China (2023) | ≈ US$ 208.000 millones |
| Comercio total China–América Latina (2024) | ≈ US$ 518.000 millones |
| Crecimiento de exportaciones chinas a la región (2024 vs. 2023) | ≈ +13% |
Las cifras muestran que el crecimiento del superávit comercial de China se apoya en buena medida en su relación con regiones proveedoras de materias primas, como América Latina. La región vende volúmenes crecientes de minerales, energía y alimentos, pero compra todavía más productos industriales, lo que mantiene un saldo negativo para varios países. En un contexto de demanda interna china moderada, esta dinámica podría intensificarse si las exportaciones manufactureras continúan avanzando a un ritmo superior al de las importaciones.
Sectores latinoamericanos bajo mayor presión competitiva
El nuevo superávit comercial récord de China se traduce en una expansión más profunda de sus productos en mercados donde empresas latinoamericanas ya estaban presentes. Uno de los casos más visibles es el de los vehículos y autopartes. En los últimos años, las exportaciones de automóviles, buses y vehículos eléctricos fabricados en China hacia América Latina han crecido con fuerza, capturando participación en segmentos donde antes dominaban productores locales o de otros orígenes.
Algo similar ocurre en maquinaria industrial, equipos de construcción, electrodomésticos y productos electrónicos de consumo. Las empresas chinas compiten mediante precios agresivos, financiamiento atractivo y una oferta diversificada. En varios países latinoamericanos, estas importaciones presionan márgenes de productores locales y de proveedores de terceros países, que deben enfrentar un entorno con mayor abundancia de bienes y menor capacidad para trasladar costos a precios finales.
Efectos sobre los exportadores latinoamericanos en mercados de destino
La presión competitiva no solo se siente dentro de América Latina. Muchos exportadores latinoamericanos compiten con China en terceros mercados, especialmente en Europa y en otras economías emergentes. Productos como textiles, calzado, muebles, equipos eléctricos y ciertas líneas de bienes intermedios enfrentan ahora una competencia más intensa de proveedores chinos que buscan colocar su producción fuera de Estados Unidos.
Cuando las empresas chinas ofrecen productos similares a precios más bajos o con plazos de entrega más cortos, los exportadores de la región encuentran más difícil mantener su cuota de mercado. En algunos casos, la respuesta ha sido la aplicación de medidas de defensa comercial, como aranceles adicionales sobre acero, productos metálicos o vehículos, con el objetivo de moderar el impacto en la industria local. Sin embargo, el avance del superávit chino indica que, a escala global, la capacidad de producción de China sigue encontrando destinos para su oferta.
En paralelo, China refuerza su presencia en la región no solo como proveedor, sino también como inversionista en sectores estratégicos como energías renovables, litio, cobre, agricultura y telecomunicaciones. Esta combinación de comercio, inversión y financiamiento incrementa la interdependencia económica, pero también la sensibilidad de los países latinoamericanos ante los cambios en la política económica y comercial de China.
Escenarios para la región en un contexto de superávit chino persistente
El hecho de que China alcance un superávit comercial histórico con un crecimiento moderado de su economía interna sugiere que el país seguirá apoyándose en las exportaciones como motor relevante de actividad. Para América Latina, esto implica convivir con un socio que mantiene una sólida capacidad para colocar bienes manufacturados en la región y, al mismo tiempo, demanda materias primas clave para su proceso productivo.
Las economías latinoamericanas observan este escenario con atención. Por un lado, la demanda de cobre, litio, hierro, soja, carne y otros bienes primarios sigue siendo una fuente importante de ingresos para varios países. Por otro, la expansión de las exportaciones industriales chinas hacia la región y hacia mercados donde también venden empresas latinoamericanas genera un entorno más desafiante para competir en segmentos de valor agregado.
La evolución de este superávit comercial récord y de la estrategia exportadora de China será un factor central para el comercio exterior latinoamericano en los próximos años. La región seguirá muy vinculada al desempeño de la economía china, tanto por la demanda de materias primas como por la presencia de productos industriales chinos en sus mercados internos y en los destinos donde compiten sus exportadores.
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