Nuevas regulaciones generan incertidumbre para exportadores de alimentos.
En los últimos meses, las autoridades chinas han reforzado la fiscalización sanitaria y documental de las importaciones de alimentos, con ajustes a los listados de productos que requieren registro previo, nuevas normas nacionales notificadas ante la OMC y un alza en los rechazos por no conformidad. Para Chile —con envíos emblemáticos como cerezas, salmón y carne de cerdo— el cambio exige preparación fina: trazabilidad verificable, rotulado sin errores y una coordinación público-privada impecable para evitar demoras y devoluciones.
Qué cambió en el marco regulatorio y por qué importa
China opera con dos pilares que afectan directamente a los exportadores de alimentos: las reglas de registro de fabricantes extranjeros y los requisitos generales de seguridad/etiquetado. El primero se rige por el denominado Decreto 248, que obliga a que plantas y establecimientos que producen o almacenan alimentos destinados a China estén registrados antes de embarcar. El segundo se vincula al Decreto 249, que sistematiza la inocuidad y el rotulado, incluyendo datos del importador/distribuidor en China y requisitos de idioma y trazabilidad.
Durante 2024 se actualizaron los listados de productos sujetos a registro bajo el Decreto 248, con incorporaciones y depuraciones que impactan a categorías como cárnicos, pesqueros, aceites comestibles, conservas, frutas procesadas y otros. Al mismo tiempo, China notificó nuevas normas nacionales de seguridad alimentaria a la OMC (por ejemplo, para leche en polvo proteica, panadería, aditivos), señal de un ecosistema regulatorio activo que eleva el estándar de cumplimiento. Para el exportador, esto se traduce en más gestión documental, auditorías de origen y controles en puerto.
Señales objetivas de mayor fiscalización: rechazos y ajustes de listas
La evidencia más visible del endurecimiento es el aumento de los lotes de alimentos rechazados por no conformidad en 2024 respecto de 2023, según recuentos basados en los avisos mensuales de la autoridad aduanera china. A ello se suman dos rondas de cambios en el listado de productos cubiertos por el Decreto 248, que amplían y afinan el universo sujeto a registro.
| Indicador | 2023 | 2024 | Comentarios |
|---|---|---|---|
| Lotes de alimentos importados no conformes (avisos oficiales anuales) | 2.358 | ≈ 4.200 | Crecimiento cercano al 80% en los avisos anuales consolidados. |
| Actualización Decreto 248 (mayo–julio 2024) | — | +60 / −13 | Productos añadidos y retirados del ámbito de registro. |
| Actualización Decreto 248 (julio–noviembre 2024) | — | +60 / −78 | Nueva revisión de códigos y categorías bajo registro. |
| Normas alimentarias notificadas a la OMC (ejemplos 2024) | — | Leche proteica, panadería, aditivos, etc. | Refuerzo de estándares técnicos y de composición. |
Para Chile, estas tendencias significan tolerancia cero a errores recurrentes: rótulos con información incompleta, trazabilidad insuficiente, mismatch entre certificado sanitario y documentación del embarque, o desalineación con los códigos/categorías del 248.
¿Qué productos chilenos quedan más expuestos y por qué?
Cerezas frescas: China concentra la mayor parte de las importaciones mundiales y es el principal destino para Chile. La fruta entra en ventana crítica (año nuevo chino), por lo que cualquier revisión extra en frío o papeleo puede descalzar la cadena. El protocolo exige huertos, packings y frigoríficos registrados, trazabilidad desde campo, inspecciones fitosanitarias y, de ser necesario, cold treatment bajo supervisión oficial, con parámetros validados antes de la emisión del certificado.
Productos acuícolas (salmones, trucha, moluscos): a partir del reconocimiento de la certificación veterinaria de Chile, crecieron las oportunidades, pero también la responsabilidad de cumplir al detalle con las exigencias de inocuidad, salud animal, envases y limpieza de superficies de contacto, así como la correcta correspondencia entre el certificado y cada contenedor.
Carne de cerdo y procesados: la demanda china sigue siendo alta, pero el acceso depende de plantas registradas y del cuidado en etiquetado (idioma chino, importador en destino), temperaturas de transporte y ausencia de residuos no permitidos. La precisión documental es clave en frontera.
Operación en puerto y cadena de frío: el nuevo estándar de verificación
Los puertos chinos concentran el control: lectura de etiquetas, escaneo de códigos, revisión de temperaturas, muestreo y verificación del número de registro de planta. Una leve discrepancia —por ejemplo, un cambio de código arancelario con impacto en la categoría del Decreto 248— puede gatillar retención, reinspección y costos de almacenamiento. En temporada de fruta, los tiempos de respuesta de coadyuvantes (naviera, agente, importador) marcan la diferencia.
Efectos en tiempos y costos logísticos
El endurecimiento se expresa en tiempos de despacho menos predecibles cuando hay hallazgos formales. Aumentan riesgos de demurrage/detention, mermas por cadena de frío y costos por reinspecciones o reprocesos (por ejemplo, reetiquetado autorizado). Para campañas con ventanas estrechas (cerezas), el impacto puede ser comercialmente crítico; en acuícolas, afecta la frescura y valor. Por ello, se vuelve estratégica la preparación documental previa y las pre-alertas con el importador.
Claves operativas para exportadores chilenos
- Registro y vigencia: verificar que la planta y categoría están vigentes en el sistema de registro (Decreto 248) y que el producto coincide con el código/categoría actualizada.
- Etiquetado: cumplir con idioma chino, importador/distribuidor y requisitos específicos del Decreto 249 y normas GB aplicables (composición, alérgenos, fechas).
- Certificación sanitaria: asegurar correspondencia 1:1 entre certificado oficial (SAG/Sernapesca) y cada contenedor: especie, presentación, peso, lotes, temperaturas, tratamiento en frío si aplica.
- Fruta fresca (cerezas): huertos y packings autorizados; monitoreo de plagas cuarentenarias; cold treatment según protocolo, con registros electrónicos completos y validados antes de la emisión del fitosanitario.
- Acuícola: limpieza y control de superficies; ausencia de patógenos reportables; embalajes idóneos; documentación veterinaria reconocida por la autoridad china.
- Trazabilidad digital: integrar lotes, temperaturas y eventos a nivel de bulto; conservar respaldos que faciliten liberaciones ágiles ante dudas de la aduana.
- Plan de contingencia: instrucciones para reetiquetado, manejo de rechazos y redistribución, negociadas con el importador y naviera antes del embarque.
Perspectiva para 2025: cumplimiento como ventaja competitiva
La lectura para el corto plazo es clara: China mantendrá un enfoque de inocuidad impulsado por normas nacionales en actualización continua y una fiscalización más granular en frontera. Para Chile, convertir el cumplimiento en un atributo de marca país —datos de cadena de frío, certificaciones auditables, rotulado impecable— puede sostener la preferencia del comprador y reducir riesgos de interrupción en campañas de alto valor como la cereza, además de mejorar la rotación en productos acuícolas y cárnicos.
Conclusión
En definitiva, el endurecimiento regulatorio en China no debe leerse solo como barrera: también ordena la competencia y premia a quien se prepara. Con registro actualizado, documentación sin fisuras, protocolos fitosanitarios/veterinarios dominados y trazabilidad verificable, los exportadores chilenos pueden seguir creciendo en el mayor mercado del mundo para alimentos de alto valor.
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