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Chile intensifica diversificación comercial frente a la guerra arancelaria global

Por redacción Mundo Portuario

En un contexto internacional marcado por crecientes tensiones geopolíticas, conflictos comerciales y guerras arancelarias entre las principales potencias económicas, Chile ha adoptado una estrategia activa de diversificación comercial para resguardar sus exportaciones, consolidar nuevos mercados y disminuir su dependencia de grandes bloques como China, Estados Unidos o la Unión Europea.

Con una economía abierta y fuertemente orientada al comercio exterior —donde más del 50% del PIB depende de la exportación de bienes y servicios—, Chile ha comenzado a fortalecer relaciones económicas con países del sudeste asiático, Medio Oriente, África y otras regiones que, hasta hace algunos años, no formaban parte del núcleo prioritario de sus tratados comerciales.

Un escenario internacional inestable

La fragmentación del comercio internacional ha aumentado en los últimos años. Las disputas comerciales entre Estados Unidos y China, las sanciones económicas cruzadas entre Occidente y Rusia, las tensiones en Medio Oriente y las políticas proteccionistas de varias economías desarrolladas han modificado las reglas del juego del comercio global. Las barreras arancelarias, subsidios estatales estratégicos y restricciones a ciertas tecnologías y materias primas se han vuelto instrumentos habituales de presión diplomática y económica.

Este entorno ha impactado de forma directa a países como Chile, cuya competitividad depende de la estabilidad de las rutas logísticas, la previsibilidad en los precios de exportación y la confianza en los acuerdos bilaterales y multilaterales.

La respuesta chilena: apertura, acuerdos y reconversión

Ante este escenario, la Cancillería chilena, junto con la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (SUBREI), ha acelerado la agenda de negociaciones comerciales, actualización de tratados y participación activa en foros internacionales. Entre las medidas más destacadas están:

  • Modernización del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea (Acuerdo Marco Avanzado), que incluye nuevos capítulos sobre desarrollo sostenible, pymes, comercio digital y género.
  • Firma del Tratado de Libre Comercio con Ecuador y avances con países como Emiratos Árabes Unidos, India, Indonesia y Corea del Sur.
  • Participación activa en el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), una plataforma clave para acceder a mercados dinámicos de Asia-Pacífico.
  • Diversificación de exportaciones: impulso a sectores no tradicionales como servicios tecnológicos, alimentos procesados, energías renovables, litio y productos forestales con valor agregado.

Nuevos destinos, nuevos desafíos

Entre los mercados emergentes donde Chile ha puesto foco destacan Vietnam, Tailandia, Malasia, Arabia Saudita, Sudáfrica y Egipto. Estas economías presentan tasas de crecimiento superiores al promedio mundial y están demandando productos donde Chile tiene ventajas comparativas: alimentos, minerales estratégicos, servicios financieros y energía.

Sin embargo, entrar a estos nuevos destinos no está exento de dificultades. Requiere adaptación a normativas sanitarias y fitosanitarias distintas, superar barreras culturales, desarrollar logística específica y adaptar la oferta exportadora a exigencias distintas de calidad y presentación.

La importancia de la logística y las TIC en esta estrategia

El éxito de la diversificación comercial no depende solo de tratados y acuerdos. La logística juega un rol clave. La conectividad marítima, aérea y terrestre debe estar a la altura de los desafíos. El desarrollo de hubs logísticos regionales, modernización portuaria, trazabilidad digital de cargas y eficiencia en la gestión aduanera son indispensables para garantizar tiempos de entrega competitivos.

Por otro lado, las tecnologías de la información y la transformación digital de los procesos aduaneros, sistemas de origen, facturación electrónica internacional y plataformas de comercio exterior unificado se están volviendo imprescindibles para agilizar las exportaciones y reducir costos transaccionales.

¿Es sostenible esta estrategia?

A mediano y largo plazo, la diversificación comercial no solo es una respuesta táctica a un contexto internacional convulso, sino una política estratégica que fortalece la resiliencia de la economía chilena. No obstante, para que sea efectiva se requiere una mirada coordinada entre el sector público y el privado, con inversión en inteligencia comercial, adaptación de la oferta exportadora, capacitación de pymes exportadoras, financiamiento especializado y alianzas productivas.

Además, la institucionalidad del comercio exterior chileno debe seguir perfeccionándose, con una SUBREI moderna, servicios aduaneros ágiles y un sector logístico que actúe como facilitador y no como cuello de botella.

La guerra arancelaria global ha puesto a prueba la capacidad de respuesta de las economías abiertas. En este escenario, Chile ha optado por no replegarse, sino por profundizar su apuesta por la apertura, la diversificación y la innovación. Los desafíos no son menores, pero las oportunidades para posicionarse en nuevos mercados, con una oferta exportadora sofisticada y sustentable, representan una ventana de oportunidad que el país no puede desaprovechar.

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