C.H. Robinson amplía red logística en la frontera EE.UU.–México con nuevo macrocentro de 450 mil m²

El operador 3PL suma bodegas y patios de cross-docking para capturar el boom del nearshoring y agilizar el flujo de carga manufacturera en Norteamérica.

C.H. Robinson, uno de los mayores operadores logísticos del mundo, dio un nuevo paso en la consolidación de su red en la frontera entre Estados Unidos y México con la apertura de un macrocentro de más de 450 mil pies cuadrados en El Paso, Texas. La instalación, dedicada a operaciones de bodegaje y cross-docking, se suma a una plataforma que ya supera los 2 millones de pies cuadrados a lo largo de la franja fronteriza, en un momento marcado por el auge del nearshoring, el crecimiento manufacturero en México y el incremento sostenido del comercio bilateral.

Un macrocentro en El Paso para una frontera en transformación

El nuevo macrocentro de C.H. Robinson en El Paso incorpora más de 450 mil pies cuadrados de superficie operativa —equivalentes a cerca de 42 mil metros cuadrados— destinados a bodegaje, manejo de inventarios y operaciones de cross-docking para carga que cruza a diario entre México y Estados Unidos. La instalación se ubica en un punto estratégico frente a Ciudad Juárez, una de las principales zonas maquiladoras del país, lo que le permite atender flujos de mercancías de alto valor agregado procedentes de la industria electrónica, automotriz, de dispositivos médicos y de otros segmentos manufactureros intensivos en exportación.

El Paso se ha consolidado en los últimos años como uno de los principales nodos de intercambio terrestre entre ambos países, complementando el rol histórico de Laredo, Texas, donde C.H. Robinson ya contaba con un gran centro de cross-dock. Con el nuevo macrocentro, la compañía refuerza su presencia en el corredor Chihuahua–Juárez–El Paso, un eje que concentra una parte relevante del comercio bilateral y que sigue captando proyectos derivados de la relocalización de cadenas de suministro hacia el norte de México.

Desde el punto de vista operativo, la instalación está diseñada para agilizar la consolidación y desconsolidación de cargas, reducir tiempos de espera en los cruces fronterizos y mejorar la disponibilidad de espacio para operaciones multimodales. El modelo de cross-docking facilita el traspaso rápido de mercancías desde unidades de transporte mexicanas a camiones estadounidenses, y viceversa, lo que resulta especialmente relevante en cadenas que trabajan con ventanas de entrega ajustadas, como la automotriz y la electrónica de consumo.

La expansión también se inserta en un entorno en el que México se ha transformado en el principal socio comercial de Estados Unidos en bienes, con un intercambio que ronda los 840 mil millones de dólares anuales, impulsado por el dinamismo manufacturero del país y por las oportunidades abiertas bajo el marco del acuerdo Estados Unidos–México–Canadá (USMCA). Este contexto ha elevado las exigencias sobre la infraestructura logística en la frontera y ha incrementado la demanda por soluciones capaces de manejar mayores volúmenes con mayor visibilidad y control operativo.

Más de 2 millones de pies cuadrados en la frontera EE.UU.–México

Antes de la entrada en operación del nuevo macrocentro de El Paso, C.H. Robinson ya había desarrollado una red relevante de instalaciones en la frontera, destacando un gran cross-dock en Laredo, Texas, que permitió elevar su capacidad a alrededor de 1,5 millones de pies cuadrados en 2024. Ese crecimiento respondió a la necesidad de manejar un volumen creciente de embarques transfronterizos, que incluyen componentes automotrices, electrónicos, bienes de consumo y productos industriales con destino a diferentes regiones de Norteamérica.

Con la expansión anunciada en 2025, la huella logística de la compañía a lo largo de la frontera supera ahora los 2 millones de pies cuadrados entre bodegas y centros de cross-docking. Este salto en capacidad refuerza la posición de C.H. Robinson como uno de los principales proveedores de soluciones transfronterizas en Norteamérica y le permite absorber incrementos adicionales de demanda asociados a nuevas inversiones manufactureras en México y a la reconfiguración de cadenas de suministro globales.

El aumento de superficie operativa no solo se traduce en más metros cuadrados de almacenamiento, sino también en mayor flexibilidad para ordenar flujos, segmentar mercancías por tipo de servicio y diseñar rutas más eficientes hacia el interior de Estados Unidos y hacia el mercado mexicano. La compañía maneja anualmente decenas de millones de embarques y gestiona una red que incluye a más de 80 mil clientes y cientos de miles de transportistas contratados, lo que le permite combinar volúmenes de múltiples sectores en un mismo corredor, optimizar capacidades y reducir viajes en vacío.

En la práctica, esto significa que industrias con demandas muy diversas —desde fabricantes de alta tecnología hasta empresas de alimentos y bebidas— pueden canalizar sus flujos por una infraestructura común que fue pensada para operar con altos estándares de trazabilidad, visibilidad de inventario y coordinación aduanera. La expansión en El Paso se integra a este ecosistema, reforzando la continuidad operativa entre la frontera y los principales centros de consumo de Norteamérica.

Cuadro comparativo: crecimiento de la huella logística de C.H. Robinson en la frontera EE.UU.–México

Periodo Superficie total estimada en la frontera Ubicaciones destacadas
2024 (antes del macrocentro en El Paso) ≈ 1,5 millones de pies cuadrados Red de cross-docks con énfasis en Laredo, Texas
2025 (con el nuevo macrocentro en El Paso) Más de 2 millones de pies cuadrados Laredo + macrocentro de bodegas y cross-dock en El Paso

Chihuahua, Juárez y el corredor manufacturero de alto valor

El peso estratégico de El Paso en la red de C.H. Robinson se explica, en buena medida, por la dinámica económica del estado de Chihuahua y de la zona industrial de Ciudad Juárez. Chihuahua se ha consolidado como el principal estado exportador de México, con montos que superan los 47 mil millones de dólares anuales y tasas de crecimiento superiores al 30% en algunos periodos recientes, impulsadas principalmente por la manufactura de equipos de cómputo, comunicaciones y componentes automotrices. Esta combinación de volumen y complejidad logística hace que la región requiera una infraestructura robusta y flexible del lado estadounidense.

Ciudad Juárez concentra un amplio número de plantas maquiladoras orientadas a la exportación, muchas de ellas vinculadas a cadenas globales de suministro que abastecen a fabricantes en Estados Unidos, Canadá y otros mercados. El macrocentro de El Paso actúa como punto de entrada y salida para esa carga, ofreciendo capacidades de almacenamiento temporal, consolidación de embarques, preparación de pedidos y coordinación de la última milla dentro de territorio estadounidense o hacia otros corredores internacionales conectados por carretera, ferrocarril, transporte aéreo o marítimo.

Vista aérea de un macrocentro logístico con patios de camiones y bodegas en la frontera EE.UU.–México

Macrocentro logístico de alto flujo en la frontera EE.UU.–México, con patios de camiones y bodegas dedicadas a operaciones de cross-docking.

Para los fabricantes instalados en el norte de México, la disponibilidad de infraestructura logística especializada en la frontera es un factor clave para sostener programas de producción just-in-time y cumplir con ventanas de entrega ajustadas hacia plantas, centros de distribución y minoristas en Estados Unidos. Si bien las decisiones de inversión se toman considerando múltiples variables —costos laborales, estabilidad regulatoria, ventajas arancelarias—, la capacidad de mover mercancías con rapidez y previsibilidad a través de la frontera se ha transformado en un elemento central de la competitividad regional.

En este escenario, el rol de operadores logísticos capaces de integrar servicios de transporte, almacenamiento y despacho aduanero resulta particularmente relevante. La ampliación de la red de C.H. Robinson en El Paso busca responder a ese aumento de demanda, ofreciendo más espacio para la gestión de inventarios y más puntos de conexión entre los flujos que se originan en Chihuahua y otros estados del norte de México, y los principales mercados de consumo en Estados Unidos.

Nearshoring y mayor presión sobre la infraestructura logística

El nuevo macrocentro fronterizo se inaugura en un momento en que el nearshoring se ha consolidado como una de las principales tendencias en la organización de las cadenas de suministro globales. Las tensiones comerciales entre grandes economías, la experiencia de las disrupciones logísticas durante la pandemia y la búsqueda de mayor resiliencia han impulsado a numerosas empresas a acercar su producción a los mercados finales, y México ha sido uno de los principales beneficiarios de ese proceso.

De acuerdo con distintos análisis, las exportaciones manufactureras mexicanas han mostrado crecimientos de dos dígitos en varios segmentos, con los productos de alta tecnología ganando participación dentro de la canasta exportadora. Al mismo tiempo, México ha reforzado su posición como el mayor socio comercial de Estados Unidos en términos de intercambio de bienes, lo que implica un flujo sostenido de tráileres, trenes y otros modos de transporte cruzando diariamente la frontera a través de puntos como El Paso, Laredo, Tijuana, Nogales y otros.

Ese aumento de volúmenes ha puesto bajo presión la infraestructura logística y aduanera existente, obligando a los operadores a invertir en nuevas instalaciones, mejorar la coordinación entre modalidades y adoptar soluciones tecnológicas que permitan gestionar mejor la demanda. El crecimiento de la huella de C.H. Robinson en la región se inserta en este esfuerzo por expandir capacidad y, al mismo tiempo, ganar eficiencia mediante una planificación más fina de los flujos y un mayor uso de datos para anticipar cuellos de botella.

Implicancias para transportistas y cadenas de suministro en la región

La apertura del macrocentro en El Paso también tiene implicancias directas para los transportistas que operan a ambos lados de la frontera. Un mayor número de puertas de muelle, áreas de estacionamiento para tráileres y espacios de maniobra permite organizar de mejor forma la entrada y salida de unidades, reducir tiempos ociosos y mejorar la utilización de los activos. Al concentrar más carga en un nodo con alta especialización, se facilita la consolidación de volúmenes y la programación de rutas que conectan de manera más eficiente la frontera con los centros de distribución en el interior de Estados Unidos.

Para las cadenas de suministro, el refuerzo de la infraestructura fronteriza agrega una capa adicional de resiliencia en un entorno marcado por cambios regulatorios, variaciones en la demanda y desafíos geopolíticos. Una red más extensa de bodegas y centros de distribución ofrece más alternativas para redirigir flujos en caso de congestión o interrupciones en un punto específico, lo que ayuda a mitigar riesgos y a mantener la continuidad de los servicios, un aspecto particularmente sensible en sectores como el automotriz y el de productos electrónicos.

La combinación de capacidad física ampliada, servicios especializados en comercio transfronterizo y uso intensivo de datos y tecnología sitúa al nuevo macrocentro de El Paso como una pieza relevante en el mapa logístico de la frontera EE.UU.–México. En la medida en que se consoliden las tendencias de nearshoring y siga creciendo la participación de México en el comercio norteamericano, la importancia de este tipo de instalaciones fronterizas tenderá a aumentar, junto con el protagonismo de operadores que han apostado por expandir su presencia en la región.

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Fuentes

Comunicado de prensa de C.H. Robinson sobre la ampliación de sus operaciones transfronterizas en la frontera EE.UU.–México y la apertura de nuevas instalaciones en El Paso, Texas.

Reportes especializados sobre el crecimiento de la red de cross-docking de C.H. Robinson en Laredo y otros puntos fronterizos.

Estadísticas recientes de comercio exterior y manufactura en México, con énfasis en el desempeño exportador del estado de Chihuahua y en la relevancia de México como socio comercial de Estados Unidos.

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