Las futuras terminales atlánticas y mediterráneas se integrarán con la red de Tánger Med y buscan consolidar al país como gran hub de transbordo en la cuenca.
Puertos de aguas profundas en Marruecos vuelven al centro del mapa marítimo. Con Nador West Med en el Mediterráneo y el nuevo puerto de Dakhla en el Atlántico, Rabat busca ampliar su rol en el corredor Asia–Europa, sumar industria en tierra y reforzar su estrategia energética.
Marruecos está acelerando la puesta en marcha de dos puertos de aguas profundas que, por ubicación y diseño, apuntan a capturar una parte mayor del tráfico Asia–Europa y de los flujos de transbordo en el Atlántico y el Mediterráneo. La apuesta combina infraestructura marítima, grandes superficies industriales y una capa energética que incluye gas natural e hidrógeno verde.
En el trasfondo hay una realidad simple: el comercio entre Asia y Europa se sostiene sobre rutas de alto volumen y tiempos ajustados. En ese tablero, los puertos cercanos a los “puntos de estrangulamiento” —como el Estrecho de Gibraltar— suelen transformarse en plataformas de redistribución, consolidación y enlace hacia África, el Mediterráneo occidental y el norte de Europa.
Un corredor Asia–Europa que premia la ubicación
La lógica portuaria del corredor Asia–Europa no depende solo del tamaño. También importa la capacidad de operar buques grandes, el calado, la conectividad terrestre y la posibilidad de ofrecer zonas industriales que conviertan el tránsito marítimo en valor agregado. Marruecos busca sostener esa ecuación con dos proyectos que operan en “dos mares” y, por extensión, en dos agendas: la del transbordo mediterráneo y la del Atlántico africano.
La estrategia se apoya en la experiencia de Tánger Med, el gran complejo portuario marroquí que se consolidó como hub regional. En paralelo, el país busca sumar capacidad propia en el Atlántico sur, donde compite por capturar tráfico y, a la vez, posicionarse como plataforma para cadenas industriales vinculadas a recursos del continente.
Nador West Med: el nuevo polo mediterráneo con foco industrial y energético
El primero de los proyectos es Nador West Med, en construcción en la costa mediterránea. La planificación oficial apunta a que el puerto entre en operación en el segundo semestre de 2026. Más allá del muelle y las áreas operativas, el eje que Marruecos quiere destacar es la dimensión industrial: el complejo contempla 800 hectáreas para actividad industrial, con un plan de expansión que podría llevar ese espacio a 5.000 hectáreas.
En energía, el proyecto incorpora un componente que no es habitual en un puerto nuevo de transbordo: Marruecos proyecta instalar allí su primer terminal de gas natural licuado (GNL), basado en una unidad flotante de almacenamiento y regasificación (FSRU), con conexión por ducto hacia polos industriales del noroeste. Esta pieza se integra al objetivo nacional de ampliar su matriz energética y reducir dependencia de fuentes más intensivas en emisiones.
En términos operativos, Nador West Med está concebido para atender carga contenerizada, pero también para consolidarse como un nodo de energía y carga a granel. Su ubicación en el Mediterráneo occidental lo sitúa dentro del radio donde se define gran parte de la redistribución hacia Europa del sur, África del norte y rutas de corta distancia en el mar interior.
Dakhla: la apuesta atlántica en el sur y un nuevo frente geopolítico
El segundo puerto se construye más al sur, en Dakhla, costa atlántica. La hoja de ruta oficial apunta a una apertura en 2028. El proyecto se ubica en el territorio del Sáhara Occidental, zona de disputa política de larga data, lo que agrega una dimensión geopolítica: cualquier avance de infraestructura mayor tiende a reactivar debates diplomáticos y lecturas regionales sobre soberanía y proyección estratégica.
En lo estrictamente técnico, Dakhla se plantea como un puerto de gran escala, con un costo cercano a US$ 1.000 millones y un calado proyectado de 23 metros, presentado como el más profundo del país. Ese diseño busca habilitar industrias pesadas y procesamiento de materias primas con origen en el Sahel, además de desarrollar un entorno industrial y agrícola, apoyado por agua desalada para el componente productivo.
El anuncio refuerza la intención de Marruecos de convertirse en un punto de enlace entre el Atlántico y el interior africano, en un momento en que la región observa: corredores logísticos, nuevos proyectos mineros, mayor competencia por inversión y presión por modernizar infraestructura de exportación.
| Variable | Nador West Med (Mediterráneo) | Puerto de Dakhla (Atlántico) |
|---|---|---|
| Inicio operativo estimado | 2º semestre de 2026 | 2028 |
| Perfil | Transbordo, industria y energía | Industria pesada, plataforma atlántica y soporte productivo |
| Zona industrial asociada | 800 ha (plan de expansión a 5.000 ha) | Gran área para uso industrial y agrícola |
| Componente energético | FSRU de GNL + conexión por ducto a polos industriales | Infraestructura prevista para exportación energética |
| Calado destacado | Diseño de puerto de aguas profundas | 23 m (presentado como el más profundo del país) |
Hidrógeno verde y puertos: la capa energética del plan
Tanto Nador como Dakhla incorporan infraestructura prevista para exportaciones de hidrógeno verde, un vector que Marruecos viene posicionando en su agenda de inversión y relaciones con Europa. En el diseño estratégico, los puertos no son solo puertas de entrada y salida de carga: también pueden convertirse en plataformas logísticas para combustibles y derivados, con implicancias sobre contratos, cadenas de suministro y priorización de capacidad.
En Nador, la combinación de terminal de GNL y proyección de nuevas exportaciones energéticas instala una señal clara: Marruecos quiere que el complejo tenga vida más allá del tránsito de contenedores. En Dakhla, el enfoque se asocia a energía, industria y proyección hacia África occidental, con un puerto preparado para operar buques mayores y dar soporte a nuevos eslabones productivos.
Competencia por el transbordo y presión sobre los hubs del Mediterráneo occidental
El anuncio de nuevas aperturas se interpreta también como una señal de competencia. En el Mediterráneo occidental conviven puertos con fuerte tradición de transbordo y conexión con Europa, y Marruecos intenta asegurar una porción mayor del negocio portuario que se define por: tiempos, costos, capacidad y confiabilidad operativa.
La referencia a replicar el éxito de Tánger Med no es casual. Con Nador West Med, el país suma un “segundo polo” mediterráneo y, al mismo tiempo, diversifica riesgos operativos al no concentrar toda su estrategia en un único complejo. Con Dakhla, abre un frente atlántico que puede reordenar flujos hacia el sur y reforzar su presencia en rutas que conectan con África occidental.
Lo que viene: más estudios portuarios en la costa atlántica
Además de estos dos proyectos, Marruecos mantiene estudios para un posible desarrollo portuario adicional en Tan-Tan, con foco en inversión relacionada con hidrógeno verde. La señal es consistente: el país está construyendo una red de infraestructura marítima que combina puertos, industria y energía, con miras a fortalecer su posición en el comercio internacional y en el mapa logístico regional.
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