Autoridades y gremios de la región subrayan que muelles, astilleros y cadenas logísticas dan base para proyectos sostenibles en pesca, energía marina y servicios a la carga.
La Región del Biobío está llevando el concepto de economía azul desde los estudios académicos a la práctica. Con un sistema de puertos de relevancia nacional, una potente industria pesquera y una red de universidades y centros de investigación, la región se presenta hoy como un territorio capaz de atraer nuevas inversiones ligadas al mar, combinando desarrollo productivo y resguardo del ecosistema costero.
Biobío consolida su perfil de economía azul
La idea de economía azul gana espacio en los debates públicos y privados del Biobío. Este enfoque propone usar los recursos marítimos de forma sostenible, combinando crecimiento económico, empleo y protección ambiental. Para la región, que posee una extensa franja costera y una larga tradición ligada al océano, el concepto no es solo una tendencia global, sino una oportunidad concreta para reforzar su rol en el mapa productivo de Chile.
Académicos de la Universidad del Bío-Bío y de la Universidad Católica de la Santísima Concepción destacan que el Biobío cuenta con una combinación poco común de factores: un sistema portuario estratégico, un sector pesquero robusto, capacidades logísticas consolidadas y una base científica que investiga el impacto humano sobre los ecosistemas marinos. Esta mezcla permite avanzar hacia proyectos que agregan valor a los recursos del mar, impulsan la innovación tecnológica y fortalecen la empleabilidad local.
En este contexto, la infraestructura portuaria y pesquera del Biobío se convierte en un pilar central. Mejorar servicios, ampliar muelles, fortalecer la cadena de frío y diversificar actividades en torno a los puertos son hoy líneas de trabajo clave para autoridades regionales, gremios y empresas, que ven en la economía azul una forma de atraer capital fresco sin repetir modelos extractivos del pasado.
Infraestructura portuaria que conecta al Biobío con el mundo
La Región del Biobío concentra uno de los complejos portuarios más importantes del país. Terminales como San Vicente, Talcahuano, Lirquén y Coronel movilizan carga contenedorizada, graneles, carga suelta y proyectos especializados, conectando a la industria forestal, manufacturera, energética y alimentaria con los principales mercados del Pacífico y del Atlántico.
De acuerdo con los últimos registros estadísticos, en octubre de 2025 los puertos del Biobío movilizaron cerca de 2,29 millones de toneladas de carga, lo que representó un crecimiento de 4,2% en doce meses. El avance se explicó por mayores volúmenes en casi todos los servicios: desembarque de carga del exterior, cabotaje, re-estibas, transbordos y tránsitos, lo que muestra un sistema portuario flexible y capaz de adaptarse a la demanda de distintas industrias.
Movimiento portuario en la Región del Biobío, octubre 2025
| Servicio | Toneladas 2025 | Variación 12 meses |
|---|---|---|
| Desembarcada del exterior | 678.174 | +16,5% |
| Embarcada al exterior | 1.059.918 | -5,9% |
| Cabotaje | 442.026 | +9,4% |
| Re-estibas y transbordo | 56.215 | +31,1% |
| Tránsito | 54.609 | +23,2% |
| Total regional | 2.290.942 | +4,2% |
El dinamismo no solo se observa en un mes específico. Entre enero y octubre de 2025 los puertos del Biobío movilizaron más de 21,7 millones de toneladas, lo que significó un incremento interanual cercano al 1,1%. La carga embarcada al exterior, las re-estibas y los tránsitos fueron los servicios que más aportaron a este desempeño, reflejando la capacidad de la región para operar como nodo de conexión entre distintos corredores logísticos.
El crecimiento en movimiento de contenedores también refuerza la posición del Biobío. En octubre de 2025 se registraron más de 135 mil TEU, con un aumento anual superior al 26%, impulsado principalmente por contenedores de 40 pies. Este comportamiento es clave para las cadenas de exportación de productos forestales, alimentos, insumos industriales y carga proyecto que utilizan la región como puerta de salida hacia el exterior.
Sector pesquero y acuícola como motor de empleo
La condición del Biobío como capital pesquera de Chile se refleja en las cifras de desembarque. En febrero de 2025 la región registró más de 292 mil toneladas de productos del mar, lo que significó un aumento superior al 100% frente al mismo mes del año anterior. Estos volúmenes se explican por la combinación de flotas industriales, plantas de proceso y una extensa red de caletas artesanales.
Informes recientes dan cuenta de que el subsector artesanal concentra un número importante de caletas rurales, que mantienen oficios tradicionales como la pesca de sardina, anchoveta, jibia y merluza. Estas comunidades generan empleo directo e indirecto en faenas de extracción, elaboración de redes, venta en ferias y servicios asociados al turismo costero. La discusión sobre la nueva ley de pesca y el fraccionamiento de cuotas también se vive con intensidad en la zona, debido a su impacto sobre la distribución de la actividad entre pesca industrial y artesanal.
La economía azul en el Biobío pone en el centro la necesidad de que el crecimiento de la actividad pesquera vaya de la mano con prácticas más responsables. Esto incluye mejorar el manejo de residuos, modernizar infraestructuras en caletas, reforzar la fiscalización y apoyar la diversificación hacia productos con mayor valor agregado, como filetes, conservas especiales y preparaciones orientadas al mercado gastronómico.
Conocimiento, innovación y sostenibilidad en la costa del Biobío
La región cuenta con universidades, institutos tecnológicos y centros de investigación que trabajan en ciencia marina, acuicultura e innovación portuaria. Desde ellos se impulsan estudios sobre cambio climático, impacto de marejadas, adaptación de infraestructura, nuevos materiales para la industria naval y mejoras en la eficiencia energética de las operaciones portuarias.
Especialistas en economía regional subrayan que la articulación entre ciencia, sector privado y gobiernos locales será determinante para que la economía azul se traduzca en proyectos concretos. Entre las líneas que se analizan se encuentran soluciones logísticas de menor huella de carbono, plataformas para monitorear la calidad del agua, sistemas de trazabilidad digital para productos del mar y programas de capacitación para trabajadores portuarios y pescadores.
También se releva la importancia de una planificación costero-marina que ordene el uso del borde costero, reduzca conflictos entre actividades industriales, pesca artesanal, turismo y conservación, y entregue certezas a las inversiones de largo plazo. La participación de las organizaciones de pescadores en estas decisiones es vista como un elemento clave para que la economía azul tenga legitimidad social.
Infraestructura y pesca como base para nuevas inversiones
La combinación de infraestructura portuaria diversificada, altos niveles de desembarque pesquero y una red de servicios especializados abre espacio para proyectos de inversión en logística, industria alimentaria y servicios avanzados. Los puertos del Biobío ofrecen muelles multipropósito, depósitos de contenedores, conexiones ferroviarias y viales con el centro y sur de Chile, lo que permite reducir tiempos de tránsito y costos de transporte para exportadores e importadores.
En paralelo, la cadena pesquera y acuícola demanda inversiones en centros de frío, plantas de proceso con mayor automatización, envases sustentables y tecnologías de digitalización. Estas áreas son observadas por empresas nacionales e internacionales que buscan desarrollar negocios vinculados a la economía circular, el reaprovechamiento de subproductos del mar y el diseño de productos con mayor valor nutricional.
Para los actores regionales, el desafío es consolidar un entorno que combine certeza regulatoria, capacidad técnica y una visión de largo plazo sobre el uso del océano. La agenda de la economía azul en la Región del Biobío se ubica hoy en ese punto: aprovechar la infraestructura portuaria y pesquera existente, atraer inversiones sensibles al entorno y avanzar hacia un desarrollo costero que se sostenga en el tiempo.
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